Por regla general tocan timbre a horas imposibles, interrumpiendo tu sueño profundo y enresacado. Siguiendo la orden de no sabemos que comisión o vecino recóndito, que tiene humedad en su casa, pican tu cocina, tus paredes, las baldosas, la ducha, etc.
Seguidamente descubren qué no era necesario hacerlo (después que escuchaste los martillazos recurrentes sumados a los ladridos de la perra). Consideran que el problema está "en otra parte", demostrando su pasión por despertar gente, romper paredes, hacer recomendaciones, fijar precios y luego irse.
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Luego de que la obra finaliza, por varios días aún creés escuchar sus martillazos, sus toses, sus pedidos de agua, sentís su olor, etc. Esa demencia va acompañada de la nostalgia de su compañía. En forma inmediata decidís que la casa requiere más reparaciones urgentes.
/Anna/