
-¡En 20 minutos estoy en la plaza! Te espero ahí - gritaba él, vestido de marinero.
-No me preguntes donde estoy. – ¿Q te importa?! – ¿Querés q vaya?
-Decime, ya estoy en Agencia Olivera. – Si querés me bajo acá y no voy.
-¿Por qué no me creés? Te digo que voy llegando. Te espero un rato y me voy. -
-¡Si no vas no me ves más!
Quiero ver qué pasa cuando llegue a la plaza. Me toca bajarme en el mismo lugar, me gana la curiosidad por ver cómo se encuentran. No veo aparecer a nadie. Sigo caminando. Con la amigdalitis de mi gata no puedo darme el lujo de chusmear la vida de la gente a estas horas.
/Anna/