viernes, 11 de julio de 2008

Tiempo



Hace diez años la quinceañera conoce la nieve. Pasan ciudades, maquillaje, amantes, hojas en blanco. Chica: té negro. Grande: té de frutas. Chica: rubios, ojos claros. Grande: tímidos, vulnerables, miradas besables. Cambian los caminos que se pisan unidos por el existir, una cuerda plasmada en lo estacional. Ojos que dicen, flechas en dirección retórica, como palabras. Nunca imaginando todo lo que pueden llegar a creer.

Aunque acabes en un rincón oscuro y catastrófico, en el campo silencioso, en la tumba menos visitada. Aunque tu sonrisa no sea la ideal. Siempre vas a marcar un destino que no da lugar al retroceso. Tu piel será mi molde más perfecto, el más fuerte que he conocido.

/Anna/

1 comentario:

Lich dijo...

El tiempo pasa y deja su marca. Con pequeñas variantes de un mismo interés se van forjando las marcas más profundas, determinantes, fieras y susceptibles de la personalidad. A veces simplemente se terminan creyendo cosas que uno no espera encontrarse, sino que sólo se limita uno mismo a soñar para protegerse, pero la cuestión es que pasa cuando los sueños se realizan.

Bueno que tengas tanto recuerdo y perspectiva de lo que eras y lo excelente que eres, que sin lugar a dudas marca una pieza clave de la maravilla que serás.

Te amo.